Han pasado ya casi 7 años desde mi llegada a la OEA, en la que en ese momento la Directora del Departamento de Asuntos Internacionales, Irene Klinger, me invitó a participar en las S.C y Sector Privado, dado que yo soy empresario, me dedico a comprar y vender empresas, así como a construir Condominios y Naves Industriales. Mi empresa genera miles de ingresos anuales de riqueza que aportan a la economía de mi país, además de ofrecer decenas de oportunidades de empleo directo e indirecto.
Es por esa razón principalmente que como individuo consciente de las carencias que se enfrentan en toda Latinoamérica, como: la inseguridad, desigualdad social y económica, así como la corrupción, la violencia, entre muchas otras, es que participo en este organismo internacional porque estoy convencido que para que a mi país y en todo el hemisferio y para que les vaya mejor es necesario que la sociedad civil organizada participe, que proponga un mecanismo de erradicación de la brecha social entre la pobreza y la abundancia en la que vivimos actualmente.
Soy un entusiasta con visión empresarial que está convencido que en este foro político que es el más importante de Latinoamérica en el que hoy están las personas más inteligentes y más influyentes de Latinoamérica y en el cual, yo, Salvador Ortega López, vine porque al igual que muchos de mis compañeros quiero incidir en políticas públicas y hacer aportaciones reales como lo enuncia el artículo 26 de la Carta Democrática Interamericana el cual reza lo siguiente: “La OEA continuará desarrollando programas y actividades dirigidos a promover los principios y prácticas democráticas y fortalecer la Cultura Democrática en el Hemisferio, considerando que la Democracia es un sistema de vida fundado en la libertad y el mejoramiento económico, social y cultural de los pueblos. La OEA mantendrá consultas y cooperación continua con los Estados Miembros, tomando en cuenta los aportes de organizaciones de la sociedad civil que trabajen en esos ámbitos”.